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sábado, 9 de febrero de 2013

NO, ¿la alegría ya viene?

Yo me apuntaba a ver NO sólo por Gael García Bernal. Y con esto creo que ya he interesado a la mitad de las lectoras féminas. Evidentemente, NO va mucho más allá. Es la película nominada en la categoría de films de habla no inglesa en los Oscars, representando a Chile. 


Nos encontramos en Chile el 1988, cuando Pinochet convocó un plebiscito para legitimar su régimen. Tanto el SÍ como el NO tenían 15 minutos diarios en la televisión para pasar spots publicitarios. Era una gran oportunidad para el NO, que no tenía voz en los medios des de hacía mucho tiempo. Gael Garcia Bernal interpreta a René Saavedra, un publicista que es contratado para dirigir la campaña. Empieza el film como un personaje bastante apolítico, simpatizante con la opción del NO, pero sin la intención de involucrarse demasiado. Paulatinamente va metiéndose en la campaña y en la causa, soportando todos los inconvenientes (pintadas en su casa, amenazas telefónicas en medio de la noche…). Yo me sentí un poco como René Saavedra: a medida que avanzaba el film, cada vez me atrapaba más, conseguía meterme más en la historia. Y aunque se sepa perfectamente como acaba la historia (55.99% para el NO, con una elevadísima participación del 97.52%), el interés se mantiene a lo largo de todo la película.


Al inicio sorprende el uso del soporte de vídeo U-Matic 4:3, una cámara de finales de los ochenta. Lo que aparentemente parece una decisión estética caprichosa del director, acaba por convertirse en una decisión narrativa fundamental: spots reales y ficción se entremezclan. Además, la textura imperfecta de la imagen es muy acorde al tono amateur y arriesgado de la campaña publicitaria real. La presencia de anuncios y canciones (imposible salir de la sala sin tararear “Chile, la alegría ya viene”) no se hace pesada, más bien el contrario, consigue darle ritmo al film y sin convertirse en algo parecido a un documental. Porque NO es ficción, no esperéis ver una fiel reconstrucción de los hechos históricos. Otro elemento destacable es la discontinuidad que hay entre diálogo e imagen, recordando a Godard. Los diálogos son primordiales en NO, llenos de realidades válidas en 1988 y que tristemente aún son vigentes. Se me quedó en la memoria una frase que más o menos dice algo así: “El capitalismo es un sistema que permite ser rico a cualquiera. No a todos. Pero sí a cualquiera”. 


NO es un buen ejercicio de retorno a la historia para comprender mejor la situación actual. Es Chile y es 1988, pero no estamos tan lejos. No hemos cambiado tanto. La distancia temporal y los momentos de humor puntuales consiguen que no se convierta en un cuento moral o político. Todo el mundo sabe como acaba el film: pierde el SÍ. Pero no es un final cómodo. No vuelves tranquilo a casa. Claro: Chile, la alegría ya viene. Pero… ¿realmente ha sido así?

Mi puntuación: 8/10

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