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martes, 31 de diciembre de 2013

Top 2013. No sabemos si lo mejor, pero sí lo que más nos gusta.

20. Like someone in love de Abbas Kiarostami


19. En otro país de Hong Sang-soo



18. Blue Jasmine de Woody Allen

 
17.  Erase una vez en Anatolia de Nuri Bilge Ceylan

Reseña: http://www.cabronsducinema.com/2013/04/erase-una-vez-en-anatolia-el-vacio.html
 
16. Trilogía Paraíso: Amor/Fe/Esperanza de Ulrich Seidl



15. Mud de Jeff Nichols

 

14. Gloria de Sebastián Lelio


13. Mapa de León Siminiani

 
12. Amor de Michael Haneke

Reseña: http://www.cabronsducinema.com/2013/01/haneke-mon-amour.html
 
11. Història de la meva mort de Albert Serra




10. 12 años de esclavitud de Steve McQueen



9. Los ilusos de Jonás Trueba


8. La gran belleza de Paolo Sorrentino


7. Spring breakers de Harmony Korine


6. Bestias del sur salvaje de Benh Zeitlin

5. The act of killing de Joshua Oppenheimer y Christine Cynn


4. Stories we tell de Sarah Polley


3. Antes del anochecer de Richard Linklater

2. The master de Paul Thomas Anderson


1. La vida de Adele de Abdellatif Kechiche



¡Feliz 2014!


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Blue Jasmine: No es un año más en su filmografía.

Año tras año, como el devoto que acude a misa cada domingo, acudimos (a poder ser en pareja) al estreno de la última película de Woody Allen. En plena crisis y autocrítica de todos los agentes de la industria cinematográfica, en la que nos planteamos si las salas de exhibición siguen teniendo sentido en esta nueva era digital, nos cuestionamos  si es demasiado caro ver un film en pantalla grande o simplemente dudamos de si esta película ya la hemos visto, en medio de todo esto, en ocasiones pienso que el cine no puede morir mientras se sigan estrenando largometrajes de Woody Allen. Y me pregunto como sería ir al cine sabiendo que ese año no tendrás una nueva dosis del señor Allen. Por el momento, a sus 77 años de edad, parece que goza de buena salud y ya monta su estreno de 2014: Magic in the moonlight. Pero antes, debíamos recuperar las buenas sensaciones después del varapalo de A Roma con amor demostrando que habiendo dejando atrás su juventud, y sin perder su vitalidad, al neoyorquino se le dan mucho mejor las tragicomedias.




Blue Jasmine nos sumerge en la mirada de Jasmine, en su tragedia y en su locura para a través de la mujer interpretada por Cate Blanchett, hablarnos de la crisis sin la necesidad de tener que mencionarla en ningún momento. Asombra la facilidad con la que Allen es capaz de trazar paralelismos con la situación económica y la voluntad de hablar de ello pudiendo a su edad y en su privilegiada situación tratar cualquier otro tema vital. No es otra señal de que es un cineasta comprometido con su tiempo. Y siempre lo ha sido, porqué en Blue Jasmine, utiliza el mecanismo ya utilizado en films como Poderosa Afrodita, Si la cosa funciona o Match Point de contraponer en pantalla la lucha de clases mediante la caricaturización de las favorecidas, la burguesía y las clases más populares.  El espectador logra reírse de ricos y pobres a través de la hiperbolización de todos los personajes representados.




Sentado en mi butaca, no pude evitar prestar atención a las risas de los espectadores, ya que los momentos cómicos de Blue Jasmine no son pocos. Pude analizar que las risas del público eran mayores cuando los personajes caricaturizados de paletos, el prometido de la hermana de Jasmine, se dejaban en evidencia. En cambio, cuando era Jasmine la que sufría algún ataque de pija millonaria, las reacciones eran más bien murmullos. Supongo que este hecho no es generalizado, y que más bien tuvo que ver con el público de aquella sesión. Pero me gusta destacarlo porque creo que va ligado al discurso de la película. Blue Jasmine nos presenta la confrontación de alguien adinerado que pierde ese estatus (Jasmine) y la de los nuevos ricos. La hermana de Jasmine y su fallido matrimonio representan la rápida irrupción de la clase media, simbolizado en su poder obtenido gracias a la lotería, y el no haber sabido mantener ese poder, perdido a causa de alguien de mayor poder, el marido de Jasmine en este caso. A la conclusión que llego, es que el mismo Woody Allen, a modo buñueliano, habla de estafadores y estafados, y de que igual, esos espectadores que me acompañaban, esos nuevos ricos, deberían comenzar a sentirse estafados.



A estas alturas, no creo que el deseo de Woody Allen sea despertar conciencias, pero no queda duda que utiliza la tragedia para plantear dudas y que la película no es más que el micrófono de alguien que tiene algo que decir en este territorio de inestabilidad en el que vivimos.




Es importante destacar que el protagonismo absoluto vuelva a ser para un personaje femenino, algo muy extraño de ver en su cine. Aunque no lo debería ser tanto teniendo el cuenta el trato que da a sus musas y el cariño con que las filma. En esta ocasión, Cate Blanchett sostiene toda la narración. Y lo consigue por dos razones: porqué está esplendida en ese papel de mujer sumisa desarraigada y gracias al montaje paralelo de dos líneas temporales. Gracias al acierto de intercalar flashback con presente mantiene al espectador activo juntando cual rompecabezas la información que el autor economiza magistralmente. La película está plagada de blancos en su línea temporal y mediante la palabra o mediante el uso recurrente de flashback, completaremos el relato a su debido momento, respetando siempre los tiempos dramáticos.



Aspectos de menor importancia que afectan en menor medida al sabor que deja Blue Jasmine son la presencia de Alec Baldwin en su papel de eterno mujeriego y la trama del hijo de Jasmine, llega a chirriar un poco que se pase con tanta facilidad de ser el primero de la clase en económicas en Harvard a vender instrumentos de segunda mano en un local.  Son aspectos que ni mucho menos ensombrecen el film. Y si lo hicieran, bastaría con recordar la maravillosa melodía de Blue Moon y la ya clásica cálida fotografía de en esta ocasión el director de fotografía vasco Javier Aguirresarobe para cerrar los ojos y entonar en voz alta: hasta el año que viene señor Allen. 


martes, 2 de julio de 2013

La violencia en casa: C’est arrivé près de chez vous


Rémy Belvaux, André Bonzel, Benoît Poelvoorde y Vincent Tavier en menor medida, son los nombres que aparecieron de la nada en el Festival de Sitges del año 1992, llevándose consigo el galardón a la mejor película. Los polifacéticos realizadores de la película no eran nada más que cuatro jóvenes belgas, quienes supieron hábilmente trasladar los miedos de la sociedad centroeuropea en una pieza de falso documental hiperviolento e hiperrealista.

 

Un equipo de rodaje formado por los propios Rémy, André y Vicent como conductor, sonidista y cámara respectivamente, se encargan de seguir la rutina de su compañero, Benoît, quien resulta ser un excéntrico asesino. En el que es el día a día de Ben, podemos observar desde largas conversaciones con los amigos hasta largos monólogos a cámara llegando a interactuar con el mismo equipo de rodaje. El documental intenta retratar la particular visión de estos cuatro jóvenes belgas sobre de la realidad europea del momento. Mediante el personaje de Ben vemos reflejados que preocupan a la sociedad del momento pero es sobre todo la violencia el que perdura con los violentos crímenes que se suceden uno tras otro delante de la cámara. No obstante, la violencia ni es fría ni es retratada des del distanciamiento, sino al contrario, hay una recreación en ella misma como un juego o una broma, a veces de muy mal gusto, en la cual el equipo de rodaje va acabar siendo el autor de los asesinatos. El falso documental permite entrar con cámara en mano hasta lo más lejos del acto haciendo partícipe también al espectador, quien ya se encuentra reflejado desde un principio con el título de la obra: ocurrió cerca de su casa.

C’est arrivé près de chez vous recuerda sin lugar a dudas a la obra del austríaco Michael Haneke por su eventración hasta las entrañas de la sociedad europea. Sin embargo, aquí está claramente tratada desde la sátira y hay un acercamiento total. La asimilación entre falso documental y la actitud de los cuatro realizadores es tal que la película acaba pareciendo un juego de estos con sus personajes, quienes no dejan de ser meramente personas que quieren representar al espectador. Es quizás aquí donde puede flaquear la obra, por su exceso y banalización de los hechos: todo lo que va sucediendo parece extremarse y pierde sentido hasta puntos que realmente nos preguntamos sobre el sentido de las imágenes.


Curiosamente el destino de los jóvenes realizadores belgas fue aparatoso para algunos: Rémy Belvaux lanzó un pastel en la cara de Bill Gates durante su visita en Bruselas el año 1998 y más tarde se suicidó en 2006; Benoît Poelvoorde reconoció que sufre un trastorno bipolar; y André Bonzel se ha mantenido en el anonimato trabajando como cámara y director de fotografía. Con esto, se abre la pregunta interesante sino más bien curiosa: ¿es realmente un juego falso el que vemos en C’est arrivé près de chez vous o es una prolongación de la actitud de unos jóvenes amigos que decidieron realizar una película? Lo que está claro es la potencia que suscitan algunas imágenes, cuyas lograron la convulsión del público y que la han convertido para muchos en una obra de culto.

Mi puntuacion: 6,20/10.

jueves, 13 de junio de 2013

Reality, de Matteo Garrone. Italia como espejo.

El cine italiano, desde siempre, ha basado sus historias en su presente y pasado nacional, lanzando una mirada de puertas hacia dentro y proyectando al mundo su identidad. Matteo Garrone ya nos habló de una faceta de Italia mil veces explorada por el cine como lo es la mafia en Gomorra. Con Reality, Garrone se adentra en una típica familia napolitana para mostrar los estragos que la sociedad ideada por Berlusconi alrededor de la neotelevisión y sus medios de entretenimiento han provocado.

El inicio nos enlaza con los cineastas a los que tanto debe Garrone. Un helicóptero nos transporta a la ciudad de Nápoles, la cámara nos guía a una carroza de época que a su vez nos conduce a una boda en la que todos los invitados visten ropajes del siglo XVI. ¿Qué año visualizamos? El efecto es extraño, no es un film de Visconti y las mujeres voluptuosas que no dejan de deambular por la pantalla no son de un film de Fellini. Garrone conecta así el presente (la consecuencia) con el pasado y los deudores de la sociedad italiana (la causa).



Tras el prologo, conocemos a la familia de Luciano. Su esposa trabaja en un conocido centro comercial de la ciudad y él regenta una modesta pescadería de barrio, conectando de nuevo lo que es el pasado y el presente de las grandes ciudades. Los hijos del padre de familia, educados por la neotelevisión, le animan a asistir al casting de un conocido reality show propiedad de Mediaset. El buen feedback tras el casting y la superación de la primera fase le harán asistir a una segunda prueba celebrada en la Cinecittá (¿de veras se ha convertido en esto?). De nuevo, Luciano sale de la prueba convencido de que el puesto en el reality es suyo y vivirá día tras día con la obsesión de que su vida es un continuo casting, de que lo vigilan, de que en cualquier momento llamarán a su puerta. Reality nos muestra explícitamente como puede llegar a afectar la televisión en entornos familiares desestructurados, en la línea de películas como Requiem for a dream. O sin ir más lejos, el documental Videocracy, que ya nos hablaba del modelo social que ha creado Silvio Berlusconi a través de Mediaset.

Es muy adecuado el uso de la steadicam que hace Garrone para seguir al protagonista durante todo el metraje, como si asistiéramos a un reality en el que nada hay de ficción. La verdad del film es tan visible que duele. La verosimilitud se sustenta en la elección del reparto, ya que el interprete de Luciano (Aniella Arena) es un ex presidiario que Garrone conoció durante el rodaje de Gomorra, lo que facilita los registros interpretativos que el director exige para el personaje de Luciano, al que podríamos clasificar como un Tony Montana de barrio, por su deseo de ascensión social sin esfuerzo que la televisión le puede proporcionar. poca que a su vez nos conduce a una boda en la que todos los invitados visten ropajes del siglo XVI




Tras alzarse con el Gran Premio del jurado en el Festival de Cannes de 2012, la película llegó a España catalogada como comedia… Si algún espectador ha soltado carcajadas con el experimento de Matteo Garrone es para hacérselo mirar. Es terriblemente devastador la ¿ilusión, sueño? de Luciano contemplando en plató del reality show, ubicado en Roma, y adentrándose en el templo de la estupidez para perecer en él al descubrir que son esas representaciones que la televisión nos ha creado. Platón y su caverna nunca estuvieron más cerca. La escena viene precedida de una misa cristiana, queriéndonos señalar en lo que se han convertido los medios de comunicación para las sociedades contemporáneas: en religión.

El film se abre y se cierra con un gran plano general cenital de Nápoles en su obertura y de Roma en su conclusión, dando buena muestra del afán de retratar a una comunidad y no únicamente a su protagonista. Luciano somos todos.


viernes, 7 de junio de 2013

"The Hangover III": las terceras partes nunca fueron buenas

Me gustaría empezar esta crítica con una frase que escribió Kyle Smith en The New York Post: “The good news is that ‘The Hangover Part III’ isn’t a rerun like the second episode. The bad news is everything else.” Muy dura, pero desafortunadamente, cierta. No sé si yo iba con demasiadas expectativas, pero The Hangover III me decepcionó muchísimo. Y esto proviene de una fan incondicional de la primera parte, que perdonó todos los errores de la segunda y esperaba un final apoteósico.



lunes, 27 de mayo de 2013

Outrage+Outrage Beyond: Takeshi Kitano enfurecido

Como si de un funeral se tratase, Outrage (2010) se inicia con un larguísimo travelling que nos muestra una filera de inamovibles yakuzas vestidos de negro. El plano general revela la puesta en escena por donde van a circular los respetados altos mandos de la yakuza según salen de una mansión. A continuación, observamos como una fila de coches negros abandona lentamente el patio y se enfila por la carretera como una procesión funeraria.

sábado, 18 de mayo de 2013

Adiós, Dunder Mifflin

Después de nueve años en antena, The Office se ha terminado. Es una de esas series que hace tiempo que debería haber acabado (posiblemente cuando Michael Scott (Steve Carrell) se marchó) y que cada vez iba a peor, pero por cariño y/o nostalgia, seguía mirando. La NBC emitió el último capítulo, de 50 minutos, y a una servidora le cayeron unas cuantas lagrimillas. 


sábado, 11 de mayo de 2013

The Grandmaster. ¿Amor o honor?

Seis años han pasado desde que Wong Kar-Wai, el director asiático más occidental -Ang Lee aparte- realizará su último film, aquél en el que por fin rodaba con interpretes occidentales la síntesis de su trabajo anterior en Hong Kong, My Blueberry Nights. Ahora, ha vuelto a su tierra natal para rodar su película más oriental desde Fallen Angels. Ésta es The Grandmaster.




sábado, 20 de abril de 2013

Érase una vez en Anatolia: el vacío existencial




Desde los primeros minutos de Érase una vez en Anatolia nos adentramos en los infinitos campos de la misma zona de Anatolia, siendo partícipes de la investigación que llevan a cargo agentes de policía, un fiscal y un doctor que junto el culpable van a tratar de encontrar un cadáver: debajo un árbol de copa redonda según asegura el asesino. No es para nada una primera parte fácil, ya que Nuri Bilge Ceylan nos introduce desde el inicio en un lugar donde aparentemente no pasa nada, de manera contemplativa al máximo y donde difícilmente encontramos diálogos esclarecedores de la trama principal. Durante más de una hora diambulamos en una especie de road movie y sin aparente sentido, por toda Anatolia.

lunes, 1 de abril de 2013

¿Qué hacen en la Filmoteca? Abril.

Debemos felicitar a los programadores de la Filmoteca de Catalunya ya que últimamente nos están poniendo muy difícil la elección de nuestras 10 películas del mes que no nos queremos perder. Este mes se han quedado fuera films como La Gata sobre el Tejado de Zinc, El Proyecto de la Bruja de Blair, Desierto rojo, El Expreso de Shangai, El Bazar de las Sorpresas, 5 Broken Cameras, Love Exposure o el Napoelon de Abel Gance; todas ellas muy recomendables. Pero es que las 10 elegidas son palabras mayores, allá vamos:


1. BLANCANIEVES, David Hand, 1937.

Sinopsis: La malvada madrastra de Blancanieves decide deshacerse de ella porque no puede soportar que la belleza de la joven sea superior a la suya. Sin embargo, Blancanieves consigue salvarse y se refugia en la cabaña de los siete enanitos. A pesar de todo, su cruel madrastra consigue encontrarla y la envenena con una manzana. Pero la princesa no está muerta, sólo dormida, a la espera de que un Príncipe Azul la rescate.

¿Por qué la queremos ver? La primera cita del mes nos llega de la mano del primer largometraje de animación de la historia. Debería ser obligatorio que los más pequeños de la casa puedan ver Blancanieves en pantalla grande. La película se proyecta en un ciclo homenaje al escritor catalán Terenci Moix y contará con una mesa redonda previa con la presencia de ilustres personajes del cine y la literatura catalana como Pere Gimferrer.

¿Cuándo? Martes 2, a las 18:30h.