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sábado, 16 de febrero de 2013

MAPA. Realidad.VS.Elías León Siminiani.

En un país en el que el cine no se contempla como arte, sino como mero entretenimiento adormecedor de almas, llama la atención que surjan individuos con la necesidad y vocación de crear. No es extraño en realidad, la decadencia o crisis de un país del primer mundo es la mejor situación para los artistas: España está llena de escritores, músicos, cineastas, etc con mucho talento cuyo único problema es la nula intercomunicación con el espectador. Lo que es extraño, desgraciadamente, es que éstas  obras acaben siendo distribuidas. 






Elías León Siminiani lo está consiguiendo poco a poco, semana a semana va ampliando salas. Y eso es en parte gracias al boca-oreja, la mejor promoción posible. Esto no es una crítica al uso, es más bien una recomendación, una llamada a la población, un reclamo: vayan a ver Mapa.


¿Por qué? Mapa es una lección. Es la demostración de que se puede crear (hacer cine en ésta ocasión) con muy pocos recursos. Siminiani lo consigue desnudándose ante la cámara (aunque es española, no literalmente). La película es un diario en el que asistimos a dos años de la vida de su autor, narrados en off por él mismo. Todo es real.

El film da comienzo en 2008. Después de experimentar con los límites entre realidad y ficción en algunos cortometrajes como Límites 1º Persona, Siminiani abandona a su novia Ainhoa y poco después pierde su trabajo como guionista en televisión. El vacío le invade, no sabe hacía donde dirigir su vida y emprende un viaje a la India en busca de no sabe qué. Éste es el punto de partida de un viaje que resultará ser de ida y vuelta, en el que descubriremos al mismo tiempo que su autor las revelaciones que todos en algún momento hemos sufrido en nuestras relaciones personales. La imposibilidad y necesidad de desprenderse del amor serán el eje central de ese viaje de ida y vuelta, parafraseando al joven cineasta: Mapa es una road-movie narrada en primera persona acerca de un joven cineasta que viaja a la India en busca de un nuevo ‘mapa’ para el amor: para la vida. 




Podemos catalogar a Mapa como documental. Pero ninguna etiqueta le hará justicia. Sí, todo lo que ocurre en la película es real. Sin embargo, Siminiani recurre a modelos de puesta en escena de la ficción: incluyendo juegos propios de la ficción mediante el montaje o el uso de la música como algo que dinamite la acción, formula extraída del musical. A ello hay que sumarle que la selección de canciones denota melomanía y buen gusto, con especial eficacia el Walk Out de Matthew Sweet.


De la única forma que se puede etiquetar la película es de valiente y atrevida. No debe ser fácil dejar ver las entrañas de uno mismo y las de su familia a desconocidos espectadores. Admiro esa capacidad de retrospectiva, de irse descubriendo a uno mismo al mismo tiempo que se gesta la película, haciendo del juicio propio y la autocrítica otro personaje más.



Aplaudo que propuestas como ésta lleguen cada vez a más público y sea valorada en su justa medida allá donde se exhiba. En el Festival de Sevilla se hizo con el premio a Mejor Documental Europeo, en el Festival Internacional de Cinema de Tarragona se alzó con el premio a Mejor Opera Prima Internacional; y ahora le ha llegado la recompensa con la nominación al Goya a Mejor Documental. Sería muy justo que acabará siendo para Siminiani ese Goya. Hay que impulsar propuestas de este tipo. Sobre todo ahora que andamos escasos de subvenciones.


Por último, agradecer a Avalon y Pantalla Partida por apostar por la distribución de este tipo de cine y a Cines Renoir por exhibirla. Corred a verla. 

Ideal para estudiantes de audiovisuales vocacionales y corazones rotos.

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