Empecé a ver Girls para lidiar con el luto de The Sopranos. Sí, hace ya más de cuatro meses que terminé la serie y aún no estoy recuperada. Me pasó con Twin Peaks, con Six Feet Under, con The Wire (ya tardaba en aparecer)… Vamos, esas series grandes y consagradas, las que todo el mundo debería ver, etc. Girls, aunque proviene de HBO, no es una de las grandes y consagradas, sin embargo tampoco es la serie ligera y fútil que esperaba encontrar. No le pedía demasiado: una trama que enganchase, algunas punchlines, música indie y referencias a la cultura pop. Por eso al principio me decepcionó, porque Girls es un poco más.
Escrita, dirigida y protagonizada por Lena Dunham, que tan sólo tiene 25 años. Junto a Judd Apatow (sí, el de Freaks and Geeks) consiguieron vender la serie a HBO. Y aquí está, dos temporadas de diez capítulos cada una. Cuatro chicas que viven en Nueva York y que son egocéntricas, inmaduras, estúpidas e insoportables. Todo con un toque indie, claro. Presenciamos la vida de estas cuatro chicas idiotas: amores y (especialmente) desamores, pataletas, problemas, rollos de una noche, falta de trabajo... La protagonista, Hannah (interpretada por Lena Dunham) es de aquellos personajes a los que te gustaría dar un par de collejas, como a Madame Bovary. Hannah, en concreto, me recuerda a Enid de Ghost World - ya sea el cómic o la peli. Una protagonista insufrible, que casi odiamos, pero posiblemente lo hacemos porque es un reflejo de nosotros. Y como compartimos los mismos rasgos de estupidez, decidimos detestarla a cada segundo que pasa. Pero muy hábilmente, Lena Dunham consigue que acabemos empatizando con ellas. Tony Soprano es un sociópata, un asesino, y sabemos que lo que hace está mal. Pero no queremos que lo pille el FBI. Las chicas de Girls, sin llegar a estos límites, también nos acaban provocando cierta empatía. O quizás una especie de Jerry Seinfeld: una persona horrible que en la vida real repudiaríamos, pero en el fondo tan sólo es una exageración de nuestros defectos.
Hannah es una antiheroína. No tiene problemas para aparecer en pantalla meando, involucrada en situaciones sexuales patéticas, desnuda, etc. Incluso han llegado a reírse de esto en el mítico diario de noticias falsas The Onion. Esta falta de pudores le da, sin duda, mucha naturalidad y frescura a la serie. Pero a veces la desfachatez es demasiado gratuita, parece que tan sólo está allí para provocar y llamar la atención. Pero en el fondo, Girls es una serie sincera. Al principio parece muy vacía y no nos creemos a los personajes, pero estos van evolucionando y llenándose. Y es por esto que los personajes al inicio parecen muy poco trabajados, desdibujados, y sobre todo, incoherentes. Pero dentro de su imprevisibilidad, de su estupidez, son sólidos. Sus decisiones y sentimientos nos parecen estúpidos, pero se mueven dentro de su congruencia.
Para mí, la recompensa de aguantar toda la primera temporada es la segunda, mucho más divertida y elaborada. Y además, está llena de momentos Louie. Me explico: no sé si seguís la serie de Louis C.K., pero deberíais. No es para reír a carcajadas. Es incómoda y rara, muy rara. El momento Louie paradigmático para mí es cuando está buscando un piso nuevo, y se pone a mirar por la ventana de uno de los apartamentos que ha encontrado. Ve a un vagabundo dando círculos en la tapa de una alcantarilla. De repente, aparece un coche negro y bajan dos hombres trajeados, que se llevan al vagabundo y dejan a otro, que se pone a hacer círculos. Y punto. Esto pasa y nadie nos cuenta el por qué y no tiene ninguna importancia en la trama del capítulo. La segunda temporada de Girls no llega a estos extremos, pero esta llena de momentos de este tipo.
Bueno, ¿y al final qué? ¿Vale la pena o no? Pues... no lo sé. Si sólo hubiese primera temporada os diría que no. Queda por ver qué camino tomará la tercera temporada, pero el nivel que ha dejado la segunda no está nada mal. Cada uno encontrará sus motivos para ver la serie: las chicas guapas, su ropa, las canciones que suenan en los créditos, algunas frases memorables (“That is because no one could ever hate me as much as I hate myself, okay. So any mean thing someone's gonna think of to say about me, I've already said to me, about me, probably in the last half hour.”), la aparición de Chris O’Dowd (Roy de The IT Crowd, que también deberíais ver) y/o Donald Glover (Troy de Community, otra serie imprescindible), etc. Me gustaría dar una opinión clara: “sí, miradla, vale la pena”. O “no, no la miréis, es una pérdida de tiempo”. Pero creo que, a pesar de todos sus defectos, Girls contiene algo valioso e interesante y el final de la segunda temporada marca el camino de una tercera excelente, que esperemos que sea así.
definitivamente Girls me ha dejado enganchada desde el primer capítulo, me encanta la realidad que proyectan los personajes, sin lugar a dudas es una excelente combinacion entre buena historia y buena producción.
ResponderEliminar