A estas alturas, ya sabréis todo sobre el
argumento de Amor, la nueva película de Michael Haneke. Después de haber
arrasado en el Festival de Cannes y los premios del Cine Europeo, ha dado la
sorpresa en las nominaciones de los Oscar con 5 nominaciones, mejor director y
película entre ellos.
Ona y yo hemos visto Amor en diferentes
filas. Uno delante del otro. Sin tener el valor de cruzar miradas en sus dos
horas de metraje. Al finalizar el visionado, tras un fuerte resoplo, nos hemos
prohibido hablar de nuestras sensaciones sobre el film. La idea ha sido
escribir cada uno unas líneas sin dejarnos influenciar uno por el otro. Y aquí
las tenéis, sin trampa ni cartón:
Ona
He leído y oído
que Amour es el film menos hanekiano
(sí, me invento el adjetivo). Aparentemente, parece que va a ser así. Quizás me
atrevo demasiado, pero creo que su estilo cada vez se agudiza más, es más fino;
lo que lo hace aún más perturbador. Porque si de alguna forma veo la
filmografía de Haneke es como “perturbadora”. Seguramente os venga a la mente
Funny Games, con esos chicos tan amables y educados, pero que pronto vemos que
son unos psicópatas. “¿Por qué nos hacéis esto?” pregunta la familia, a lo que
ellos responden: “Y por qué no?”. Y esta frase, en mi opinión, es tan
perturbadora como los films de Haneke, que independientemente de la temática
acaban turbándonos.
Claustrofobia,
imposibilidad de escapar, situaciones durísimas... Parecía que con Amour
(recordemos, una mujer ya mayor tiene un ictus y su marido debe cuidarla) sería
complicado presenciar estos elementos tan hanekianos.
Aunque esta vez no hay violencia explícita, no vemos dos chicos jóvenes matando
a una familia entera; en este film también hay violencia, y creo que, al ser
tan implícita, aún es más angustiante.
El ritmo de la
película es lento, quizás a algunos les costará aguantarla. Pero es el ritmo necesario
para mostrar dos ancianos encerrados en su casa. Es frustrante ver como el
hombre intenta andar más rápido, y no puede, se mueve lentamente, arrastrando
los pies. Y así es como está él, atrapado, sin posibilidad de escapar, como la
paloma que se cuela dos veces en su hogar. Y así está ella, postrada en su
silla de ruedas, incapaz de huir. La película es lenta, pero va in crescendo. Hay momentos muy
inquietantes (sin duda, otra palabra que define el cine de Haneke, en mi
opinión), sobretodo en los diálogos. Incluye largos planos secuencia, donde
consigue mantener la tensión todo el rato, aunque quizás solamente vemos a un
hombre intentando que su mujer beba un poco de agua.
No quiero desvelar
mucho del film, porque aunque se abre mostrando el final, es asombroso ver como
Haneke construye la evolución de los personajes, como cambia su relación entre
ellos y con los otros (con la hija, por ejemplo). Podría parecer que dos horas
de película son excesivas, que no se puede contar tantas cosas con esta
historia tan simple en apariencia, pero sin cada segundo y cada fotograma del
film, no se entendería. La imagen que vemos al inicio (un cuerpo inerte de una
mujer con un vestido negro tendida en la cama rodeada de flores) cobra sentido
al final.
Y es que, a media
película, Daniel me dijo que el título era muy osado. Y yo creo que es
perfecto, ideal. Si Funny Games es de todo menos un juego divertido, en Amour
vemos amor, precisamente. Con sus matices, su lado más alegre y su lado más
oscuro, pero amor, en definitiva.
Mi puntuación: 9/10
Daniel
“He intentado rodar los primeros 10 minutos
de Up al estilo europeo y en 120 minutos” (Michael
Haneke) Obviamente, ésta cita no es real, pero bien podría ser un análisis
muy superficial de Amor.
Nunca he sido muy fan del cine del señor
Haneke (quiero pensar que por no entenderlo). Funny Games me parece suficientemente perturbadora sin esos rotos
narrativos de su último tramo, y La Cinta
Blanca me resulta un pelín cansina (lo siento). Pero me levanto y aplaudo, esta vez don
Haneke me ha ganado. ¿Por qué ahora sí? ¿Qué ha variado respecto a sus
anteriores films? El austríaco se ha dejado de experimentos formales y
narrativos para rodar su love story particular (nada complaciente con el
espectador, como toda su obra) sin ningún tipo de truco, salido de sus mismas
entrañas y dirigida como una flecha hacia las tuyas. Hay más sentimientos en
Amor que en todo el legado anterior de Haneke.
Creo esencial para el desarrollo de la
historia la decisión de Haneke de mostrarte el trágico final de Emanuelle Riva
en los primeros segundos de la película para evitar que te preguntes que
destino sufrirán los personajes y dirigir la atención del público al marido, el
personaje de Jean-Louis
Trintignant, y su incondicional amor conyugal. El trabajo
interpretativo es magistral por parte de ambos, y era vital que lo fuera dada
la puesta en escena que propone el director: Haneke debe comprar sus cámaras en
Ikea, porqué la coloca como parte del mobiliario del hogar y suspende el tiempo
con ella (las horas de sufrimiento y soledad de la estantería no deben ser muy
diferentes de las del marido).
El film no soporta dobles lecturas. Nos
encontramos con la película más transparente que ha filmado Haneke. Dónde se
arriesga es en el trabajo de localizaciones: salvo una escena en la
platea de un teatro (efecto espejo genial), todas las secuencias tienen lugar
en el hogar de la pareja. La cámara no sale de su decorado en ningún momento.
Ni siquiera para visitar el periplo de la paciente por el hospital que sería
típico en cualquier producción industrial de estas características (una de las
elipsis mejor empleadas que he contemplado en pantalla).
Para terminar, me gustaría dedicarle unas
palabras al momento álbum de fotografías de Anne,
¿será verdad que antes de morir nos invade la visión de fotogramas de las
mejores imágenes de nuestra vida?
Mi
puntuación: 9,5/10
*Agradecimientos a Oriol Pujol por sus sabias contribuciones al blog.
Muy buenas tardes amigos,
ResponderEliminarAcabo de llegar del cine de ver Amour y me gustaria comentar un par de cosas.
A diferencia de ambos a mi me gustaria comparar la cinta con su primera película 'El séptimo continente'. En esa misma historia ya se cuajava el minimalismo que se ha repetido a lo largo de su carrera (Benny's Video, Funny Games e incluso Caché) y que encuentro más lógico resaltar en Amour. En ambas podemos observar como la cuotidianidad es cambiada brúscamente por un hecho, y como sus personajes aceptarán este cambio hasta el fin. Lo que ha cambiado respecto su primera obra es quizás lo que llamáis como el toque hanekiano (su cara más perturbadora). Amour sin duda contiene ese tono, pero está retratado de otra forma. Se hace evidente apuntar los infinitos momentos perturbadores en sus anteriores films, que según veo yo han ido cesando hasta ahora. Haneke ha madurado, sí (ya no es ese 'joven' con ansias de perturbar totalmente al espectador), pero su estilo es menos marcado como muy bien apuntáis. Aún así hay momentos violentos (el colchón, la cuidadora, la bofetada, etc).
Para mi no es su mejor obra, prefiero La cinta blanca, pero no cabe ningua duda que es made in Haneke.
Un abrazo a los dos, os quiero. dew