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jueves, 10 de enero de 2013

Haneke, mon AMOUR.


A estas alturas, ya sabréis todo sobre el argumento de Amor, la nueva película de Michael Haneke. Después de haber arrasado en el Festival de Cannes y los premios del Cine Europeo, ha dado la sorpresa en las nominaciones de los Oscar con 5 nominaciones, mejor director y película entre ellos.

Ona y yo hemos visto Amor en diferentes filas. Uno delante del otro. Sin tener el valor de cruzar miradas en sus dos horas de metraje. Al finalizar el visionado, tras un fuerte resoplo, nos hemos prohibido hablar de nuestras sensaciones sobre el film. La idea ha sido escribir cada uno unas líneas sin dejarnos influenciar uno por el otro. Y aquí las tenéis, sin trampa ni cartón:



Ona

 
He leído y oído que Amour es el film menos hanekiano (sí, me invento el adjetivo). Aparentemente, parece que va a ser así. Quizás me atrevo demasiado, pero creo que su estilo cada vez se agudiza más, es más fino; lo que lo hace aún más perturbador. Porque si de alguna forma veo la filmografía de Haneke es como “perturbadora”. Seguramente os venga a la mente Funny Games, con esos chicos tan amables y educados, pero que pronto vemos que son unos psicópatas. “¿Por qué nos hacéis esto?” pregunta la familia, a lo que ellos responden: “Y por qué no?”. Y esta frase, en mi opinión, es tan perturbadora como los films de Haneke, que independientemente de la temática acaban turbándonos.

Claustrofobia, imposibilidad de escapar, situaciones durísimas... Parecía que con Amour (recordemos, una mujer ya mayor tiene un ictus y su marido debe cuidarla) sería complicado presenciar estos elementos tan hanekianos. Aunque esta vez no hay violencia explícita, no vemos dos chicos jóvenes matando a una familia entera; en este film también hay violencia, y creo que, al ser tan implícita, aún es más angustiante.

El ritmo de la película es lento, quizás a algunos les costará aguantarla. Pero es el ritmo necesario para mostrar dos ancianos encerrados en su casa. Es frustrante ver como el hombre intenta andar más rápido, y no puede, se mueve lentamente, arrastrando los pies. Y así es como está él, atrapado, sin posibilidad de escapar, como la paloma que se cuela dos veces en su hogar. Y así está ella, postrada en su silla de ruedas, incapaz de huir. La película es lenta, pero va in crescendo. Hay momentos muy inquietantes (sin duda, otra palabra que define el cine de Haneke, en mi opinión), sobretodo en los diálogos. Incluye largos planos secuencia, donde consigue mantener la tensión todo el rato, aunque quizás solamente vemos a un hombre intentando que su mujer beba un poco de agua.

No quiero desvelar mucho del film, porque aunque se abre mostrando el final, es asombroso ver como Haneke construye la evolución de los personajes, como cambia su relación entre ellos y con los otros (con la hija, por ejemplo). Podría parecer que dos horas de película son excesivas, que no se puede contar tantas cosas con esta historia tan simple en apariencia, pero sin cada segundo y cada fotograma del film, no se entendería. La imagen que vemos al inicio (un cuerpo inerte de una mujer con un vestido negro tendida en la cama rodeada de flores) cobra sentido al final.

Y es que, a media película, Daniel me dijo que el título era muy osado. Y yo creo que es perfecto, ideal. Si Funny Games es de todo menos un juego divertido, en Amour vemos amor, precisamente. Con sus matices, su lado más alegre y su lado más oscuro, pero amor, en definitiva.



Mi puntuación: 9/10


Daniel


“He intentado rodar los primeros 10 minutos de Up al estilo europeo y en 120 minutos” (Michael Haneke) Obviamente, ésta cita no es real, pero bien podría ser un análisis muy superficial de Amor.

Nunca he sido muy fan del cine del señor Haneke (quiero pensar que por no entenderlo). Funny Games me parece suficientemente perturbadora sin esos rotos narrativos de su último tramo, y La Cinta Blanca me resulta un pelín cansina (lo siento).  Pero me levanto y aplaudo, esta vez don Haneke me ha ganado. ¿Por qué ahora sí? ¿Qué ha variado respecto a sus anteriores films? El austríaco se ha dejado de experimentos formales y narrativos para rodar su love story particular (nada complaciente con el espectador, como toda su obra) sin ningún tipo de truco, salido de sus mismas entrañas y dirigida como una flecha hacia las tuyas. Hay más sentimientos en Amor que en todo el legado anterior de Haneke.

Creo esencial para el desarrollo de la historia la decisión de Haneke de mostrarte el trágico final de Emanuelle Riva en los primeros segundos de la película para evitar que te preguntes que destino sufrirán los personajes y dirigir la atención del público al marido, el personaje de Jean-Louis Trintignant, y su incondicional amor conyugal. El trabajo interpretativo es magistral por parte de ambos, y era vital que lo fuera dada la puesta en escena que propone el director: Haneke debe comprar sus cámaras en Ikea, porqué la coloca como parte del mobiliario del hogar y suspende el tiempo con ella (las horas de sufrimiento y soledad de la estantería no deben ser muy diferentes de las del marido).

El film no soporta dobles lecturas. Nos encontramos con la película más transparente que ha filmado Haneke. Dónde se arriesga es en el trabajo de localizaciones: salvo una escena en la platea de un teatro (efecto espejo genial), todas las secuencias tienen lugar en el hogar de la pareja. La cámara no sale de su decorado en ningún momento. Ni siquiera para visitar el periplo de la paciente por el hospital que sería típico en cualquier producción industrial de estas características (una de las elipsis mejor empleadas que he contemplado en pantalla).

Para terminar, me gustaría dedicarle unas palabras al momento álbum de fotografías de Anne, ¿será verdad que antes de morir nos invade la visión de fotogramas de las mejores imágenes de nuestra vida?



Mi puntuación: 9,5/10

*Agradecimientos a Oriol Pujol por sus sabias contribuciones al blog.

1 comentario:

  1. Muy buenas tardes amigos,

    Acabo de llegar del cine de ver Amour y me gustaria comentar un par de cosas.

    A diferencia de ambos a mi me gustaria comparar la cinta con su primera película 'El séptimo continente'. En esa misma historia ya se cuajava el minimalismo que se ha repetido a lo largo de su carrera (Benny's Video, Funny Games e incluso Caché) y que encuentro más lógico resaltar en Amour. En ambas podemos observar como la cuotidianidad es cambiada brúscamente por un hecho, y como sus personajes aceptarán este cambio hasta el fin. Lo que ha cambiado respecto su primera obra es quizás lo que llamáis como el toque hanekiano (su cara más perturbadora). Amour sin duda contiene ese tono, pero está retratado de otra forma. Se hace evidente apuntar los infinitos momentos perturbadores en sus anteriores films, que según veo yo han ido cesando hasta ahora. Haneke ha madurado, sí (ya no es ese 'joven' con ansias de perturbar totalmente al espectador), pero su estilo es menos marcado como muy bien apuntáis. Aún así hay momentos violentos (el colchón, la cuidadora, la bofetada, etc).
    Para mi no es su mejor obra, prefiero La cinta blanca, pero no cabe ningua duda que es made in Haneke.

    Un abrazo a los dos, os quiero. dew

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